László Kürti

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László Kürti

Nací el 29 de noviembre de 1976 en Vásárosnamény, pero ayer mismo mi madre me recordó que me suicidé cuando tenía cuatro años.

Nací el 29 de noviembre de 1976 en Vásárosnamény, pero ayer mismo mi madre me recordó que me suicidé cuando tenía cuatro años. Los niños de cuatro años piensan en la muerte y en la extrañeza de la vida con una objetividad más clara y una visión más precisa que cualquier padre preocupado y responsable. Me escabullí a la cocina, consideré todos los hechos y, con la mente fría, cometí el asesinato: me apuñalé en el estómago. Me apuñalé en el estómago con un cuchillo de mantequilla. Desde entonces, mis fracasos se han abatido incesantemente sobre mí, y me he visto obligada a aprender unas cuantas lecciones de vida incidentales pero inevitables para poder tomarme en serio lo que queda de mí, o aquello de lo que aún merece la pena reírse.

Fui a algunas escuelas, pero en realidad no aprendí nada importante que no supiera ya en mi vida mundana. Sí tengo que dar las gracias a algunas personas raras, a los caballos: la escucha atenta, la obediencia.

Así pues, mis errores, mis escuelas, mis funciones oficiales, mi utilidad, mi percepción social sólo pueden registrarse como un hecho de la vida: me licencié como filósofo en la Universidad de Debrecen, donde actualmente soy estudiante de doctorado en el Instituto de Filosofía. Actualmente soy estudiante de doctorado en Filosofía en la Universidad de Debrecen, donde trabajo como estudiante de doctorado. Soy libre desde los once años.

Tengo una hija con la que emprenderemos un viaje interestelar cuando cumpla dieciocho años. Contemplo con profunda admiración a las personas y los caballos sin esperanza, pero por ahora intento ofrecer una mano de ayuda sólo a quienes están dispuestos a perder su destino en aras de la conciencia. Tengo un título de profesor de ética y moral por el Colegio Kodolányi de BP, un título de profesor de educación física y educación física por la Universidad Semmelweis de BP y el Colegio Esterházy de Eger. Doy clases en un instituto rural. Por lo demás, escribo. Sobre todo poemas.

Anteriormente, fui editora de la sección de poesía de la revista de literatura, arte y asuntos públicos Partium; de 2010 a 2019, fui su redactora jefe. Desde otoño de 2014, edito la columna de ficción de la revista La diligencia roja. Creo en los caballos sin esperanza, la gente frívola y el brillo inmarcesible de los cuchillos de mantequilla sin vida.

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